Exceso de erotismo y placer era lo que había entre ese encuentro de pieles cansadas y extaciadas.
Era esa necesidad de estar cerca, lo que hacia ese empuje cada vez mas violento.
Esa gota de sudor que rodaba entre sus pechos, hacía que tomara sus caderas y las asotara contra él.
Sus piernas enredadas entre si, era como si no quisieran que ni el aire los separara.
Las sabanas estaban impregnadas de esa necesidad por tenerse y ocupar por unas horas el mismo espacio.
Ella gemia... El flotaba... Ella hervia entre sus brazos... El cada vez más la deseaba.
Sus labios se tocaban y de vez en cuando se besaban.
Su lengua tocaba sus senos, mientras iban una vez más al reencuentro de sus ganas humedas y calidas.
"No pares"... Dijo entre jadeos ella, con sus labios rojos... Obediencia fue lo que obtuvo del amante nocturno.
Hasta que el cielo bajo a su cama, cuando ambos dejaron ir el alma.
Fue entonces cuando hubo una noche mas en silencio... despues de tan extasiado y vibrante encuntro.